¿Has hecho alguna vez un proceso terapéutico?
Por ser terapeuta del espíritu y dedicarme a la terapia integral deseo destacar los beneficios que puedes obtener de la misma.
Primero definiré de manera breve que hace un terapeuta del espíritu. Generalmente es un profesional de la psicología o medicina que ha hecho una formación teórica y práctica, que ha recibido algunas herramientas terapéuticas mas del  lado alternativo. En mi caso el coaching, las constelaciones familiares, el yoga, chamanismo.
Así se puede afirmar que tiene conocimientos del comportamiento y del sentir humano, de sus “perturbaciones” y sobre todo, tiene las herramientas para encarar los problemas, bloqueos dificultades que el cliente trae a la sesión de terapia integral del mejor modo posible.
Con lo anterior se define a la Terapia Integral  como un sistema que  comprende al individuo como un Todo con sus cuatro cuerpos: espiritual, emocional, mental y físico. Entendiendo que el bloqueo o desarmonización de un uno implica a todos. Para ello cuenta con un conjunto de herramientas disponibles para ayudar al consultante a observarse, aceptarse, resolverse.
Acá no se trata de pacientes sino de consultantes, porque el paciente está esperando a que le digan que hacer, como actuar. En cambio el consultante hace uso de su libre albedrio y realiza los cambios que va sintiendo necesarios para su crecimiento espiritual.
Asi el terapeuta integral se convierte en Acompañante de las experiencias del consultante.
Toda la atención de la sesión se concentra en el cliente y en ayudarle a encontrar la mejor manera de resolver sus dificultades. No se trata de dar consejos, sino de ayudar al otro a ver qué le sucede, cómo hace para que le sucedan las cosas y cuál puede ser el mejor modo de cambiar lo que sea necesario cambiar.
¿Cuáles son  los beneficios?
- Contar con un asesoramiento profesional, basado en un estudio amplio del ser humano integral (avalado por una enseñanza universitaria reglada) y evidencias científicas. Y en la experiencia que la trayectoria laboral del profesional le haya podido aportar. No es hablar por hablar, hay una sólida base detrás, tanto teórica como práctica.
- Contar con un procedimiento, la terapia psicológica, que ha mostrado su eficacia más allá del placebo. Sin tener que recurrir al uso de fármacos que vuelven dependiente al cliente y poco o nada le ayuda a realmente resolver sus asuntos.
- Poder explicar tus problemas a una persona que no está implicada emocionalmente (como lo estaría un familiar o un amigo) y por tanto puede tener un grado de objetividad mayor para evaluar la situación. No es que el terapeuta no “sienta nada”, sino que no tiene el nivel de implicación de las personas cercanas.
- Tener un apoyo emocional, sin juicios de valor, en momentos difíciles o de cambio para ayudarte a resolverlos o superarlos. El terapeuta no te juzga, esa no es su tarea. Está para comprenderte y ayudarte a que te comprendas a ti mismo. Y a partir de ahí puedas hacer los cambios que estimes oportunos.
- Tener a alguien que te mira desde fuera y por lo tanto ve cosas de ti mismo que tú no ves. Hay partes de nosotros mismos que los demás pueden ver pero nosotros mismos no. Esa mirada objetiva externa nos ayuda a conocernos mejor y a calibrar también el impacto que tenemos en los demás.
-  Contar con un profesional que te puede ayudar a mirar hacia dentro y descubrir partes de ti mismo que desconocías, que eran ignoradas tanto por ti mismo como por lo que te rodean. Siguiendo con lo dicho en el punto anterior, también existen partes de nosotros mismos que no vemos ni nosotros ni los que nos rodean. Una mirada experta te puede ayudar a descubrir esas motivaciones más profundas y poder por tanto obrar en mayor consonancia contigo mismo.
- Resolver los problemas o hacer los cambios más rápidamente. Uno de los problemas más frecuentes es bloquearse, quedarse anclado en una situación y no saber cómo salir de ella. La terapia integral es una buena ayuda para desbloquear esas situaciones y buscar alternativas para avanzar.
- Ayudarte a encontrar tu verdadero camino. Todo este proceso de autoconocimiento que logramos en la terapia integral favorece el hecho de saber qué es lo que realmente queremos y por tanto poder poner los medios para lograrlo. Conseguimos tener una vida más congruente con nosotros mismos.
- Tener cerca una voz sincera que te dirá lo necesario e imprescindible, aunque no te guste oírlo. Una de las cosas más difíciles de gestionar es decirle a los demás cosas que no quieren escuchar o que les resultan dolorosas. Se supone que es algo que los buenos amigos deberían hacer, pero todos sabemos que muchas veces no lo hacemos por miedo a dañar al otro o a tener un conflicto. Este profesional puede hacerlo porque de algún modo, al entrar en terapia y abrirte  hacia él, le has dado permiso para decirte la verdad. Toda la verdad. Aunque duela. Y porque al no estar directamente implicado, sabes que te da su opinión más sincera.
- Tener la certeza de que todo lo que explicas es confidencial. Muchas veces explicas algo que acaba convirtiéndose en un secreto a voces. Poder tener la tranquilidad de que lo que estás contando quedará entre tú y el profesional, es una gran seguridad.
- Muchas veces no buscamos ayuda profesional porque existe la creencia de que la terapia integral es solo para ¨los locos¨. Resolver los problemas cuando estos comienzan nos brinda mayor tranquilidad y nos hace avanzar rápidamente en nuestros procesos espirituales.
Espero que estos beneficios te hayan ayudado a tener mejor información de qué puedes esperar de una terapia integral y así decidir si quieres tener acompañamiento para resolver situaciones.



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